31 de octubre de 2012

La moto granota.

Decía Santiago Bernabeu que en fútbol no hay jugadores jóvenes o viejos, que los hay buenos y los hay malos. Esta frase, de apariencia simple y evidente, resulta que ha roto con muchos de los prototipos que hoy en día usamos, de alguna manera, como excusa para defender a un futbolista. Habremos escuchado mil veces al aficionado de a pie decir eso de "Ya no está para jugar, es demasiado viejo", o al contrario, "Todavía es muy joven, hay que tener paciencia", sin embargo, se podrían poner mil ejemplos que rompen definitivamente con estas frases, Santiago tenía mucha razón. La edad nunca debe ser un impedimento para triunfar, en su justa medida claro está, pero mientras el físico aguante y las cualidades sigan intactas, que más da tener 30, 35 o 40 años para seguir jugando bien al fútbol. Ahí tenemos a genios como Valerón, la magia hecha persona, o a Pirlo, todo clase y elegancia. Si se es bueno, se es bueno, todo lo contrario seguirán siendo excusas. Pero hoy no vamos a hablar de genios ni de futbolistas superdotados técnicamente como Juan Carlos o Andrea, vamos a hablar de currantes, puros y duros, algunos sobretodo muy duros... Y es que hace ya varias temporadas que un equipo no muy grande históricamente (a nivel de éxitos), con una masa de aficionados quizás no demasiado extensa, sin un presupuesto sobresaliente, más bien medio tirando a pobre..., y con una de las medias de edad más altas de Europa (29,7 años), nos tiene absolutamente ganados a la hora de hablar de ellos. Hablamos de un equipo humilde, dirigidos por un técnico más humilde aún y apoyados por una afición que hace ya tiempo que vive asentada en las nubes. Hablamos de trabajo, de esfuerzo, de un par de cojones. Hablamos del Levante. El Levante de los muertos vivientes, de los resucitados, de los viejos rockeros... Hablamos de la historia de una máquina perfecta, y como tal, hay que contarla como se merece.


Pero para dar comienzo a esta historia primero hay que volver la vista tres temporadas atrás. Entonces, el Levante era un equipo de segunda, comido por las deudas y al borde de la quiebra absoluta. Algunas mentes oscuras incluso hablaban de la desaparición del club, pero lo que no sabían es que lo que se intuía como un pozo sin salida, iba a ser el túnel que abriese paso a una de las épocas más gloriosas de la entidad granota. Era el año de su centenario, 100 años de humildad futbolística, de ascensos y descensos, de problemas administrativos y de estancias efímeras en primera división, sin embargo, fue soplar las velas de la centenaria tarta y cambiar el curso del club de manera radical. Ahí empezó todo, la historia del Euro Levante que hoy conocemos tuvo en ese momento su punto de partida.

Como si de un deseo de año nuevo se tratase, el Levante, que había terminado el 2009 con más sombras que luces, empezó el 2010 de manera excepcional. Había cumplido cien años, y se dio cuenta de que ya era lo suficientemente mayor como para dejarse ningunear por nadie. Tenía que dar un giro radical a su situación, y así lo hizo. Soltó el bastón, se puso el casco, y en un ágil giro de muñeca arrancó la moto que tenía guardada en el garaje bajo una manta de color azul y grana, esa moto que años atrás había dado algún que otro problema, pero que nunca le había dejado tirado, que siempre volvía a arrancar. Esa que por primera vez le llevaría a recorrer un camino nuevo para él. Estaba hecho, el Levante acababa de ponerse en marcha. Sin un rumbo fijo, sin un mapa que le indicase el camino, pero con la sensación de ser más libre que nunca, con la única preocupación de correr a toda pastilla hasta no dar más de sí. Quería ver mundo, quería llegar a donde nunca antes había llegado, quería mostrarse por toda Europa. Había pasado demasiado tiempo en casa y necesitaba conocer gente nueva, y por supuesto, que ellos lo conocieran a él.

Dicho y hecho, en menos de un año pasó de recorrer carreteras secundarias a coger la autopista de primera división. Lo que antes eran estancias en moteles de carreteras ahora se habían convertido en noches en suits de lujo. Pero no se conformaba con eso. Madrid, Barcelona o Valencia estaban muy bien, sobre todo si hacía nada a lo máximo que podía aspirar era a Cartagena, Huesca o Castellón. Pero seguía sin estar conforme, y tras probar un año a dormir en los mejores campos de España, decidió que al siguiente iba a traspasar la frontera. Y así fue, en apenas dos años, nuestro protagonista había pasado de estar tumbado en una cama, medio muerto y sin ilusión alguna, a tener todos los papeles necesarios para viajar más allá de nuestro país. Una temporada perfecta bajo la dirección de un técnico que ya ha pasado a la historia del club granota como el primero en clasificarlo para la UEFA, y guiados por los goles de un delantero costa marfileño que parecía haber resucitado para la ocasión, permitieron que nuestro protagonista cumpliera su sueño, su meta a corto plazo, ya que nadie sabe aún lo que tiene pensado hacer más adelante...


Y ahí está, más joven que nunca y con la misma ilusión que obtuvo tras soplar las cien velas de esa mágica tarta. Su moto sigue igual, no ha dado ningún problema desde que empezara su increíble andadura, y por si acaso, le ha comprado piezas nuevas. Su incorporación más destacada ha sido la renovación del tubo de escape costa marfileño que tanto resultado le dio la campaña pasada, para apostar por una pieza nigeriana de segunda mano que muchos daban por rota, pero que él mismo ha arreglado de forma espléndida para que suene mejor que nunca. Eso si, la base sigue siendo la misma. Sigue confiando en esas "piezas viejas" que han hecho posible el llegar hasta aquí, algunas incluso parecen responder mejor que nunca y siguen sorprendiendo año tras año. Es curioso, ya que a muchas de ellas sus antiguos dueños las dieron por acabadas, pero sólo era cuestión de limpiarlas y engrasarlas con mimo y confianza.

No sabemos como responderá la moto en un futuro no muy lejano, muchos dicen que su final está cerca, que tarde o temprano tendrá que caer, que esas piezas viejas están ya algo pasadas y que no durarán mucho más, pero ahí están. Lo único cierto es que, de momento, la moto sigue andando perfectamente, sigue rodando como el día en el que su dueño la puso en marcha para empezar toda esta historia, y la verdad es que da pocas muestras de estar en sus últimos años de utilidad, más bien todo lo contrario. El Levante sigue rodando, y cada vez a más velocidad...

29 de octubre de 2012

River - Boca, vuelve la pasión

Uno de los 50 espectáculos deportivos que hay que ver antes de morir”. Así define The Observer, el periódico dominical más antiguo del mundo, el encuentro entre River Plate y Boca Juniors. Para el diario más leído en idioma inglés, The Sun, es “la experiencia deportiva más intensa del mundo”. Estos calificativos no son más que otra muestra de que estamos ante uno de los partidos que más pasiones desata, y por supuesto, un espectáculo que todo amante del balompié tiene marcado en rojo en su calendario.

Nacidos en el mismo Barrio de La Boca, casi desde el principio se declararon una íntima enemistad, que con el paso del tiempo se fue encarnizando hasta límites insospechados. Después de emigrar varias veces, River se asentó en Núñez, un barrio de clase social media-alta, lo que unido a sus nutridas arcas financieras hizo que se le conociera como 'los millonarios'. Por contra, Boca se mantuvo fiel al lugar que le vio nacer.


El 24 de Agosto de 1913 se enfrentaron por primera vez de forma oficial. Ayer, 28 de Octubre de 2012, fue la última hasta el momento. Entre medio multitud de partidos, goles y títulos, que hacen a los 'bosteros' presumir de poseer más trofeos internacionales, de legendarios encuentros como los 5-1 infligidos a River (1959 y 1982), la única final disputada por ambos que tuvo color 'auriazul' (1976 -gol de Rubén Suñé-), o la épica victoria del año 2000 , en la que Boca remontó en La Bombonera el 2-1 de la ida, con un 3-0 que quedó grabado con letras de oro en la historia 'xeneize'. El orgullo 'millonario' se vanagloria de haber conseguido más titulos nacionales que su adversario, y de triunfos particulares como el 5-1 conseguido como local (1941), el primer encuentro disputado entre ambos en competición internacional (2-1 en la Libertadores de 1966), el haberse llevado el clásico con más goles (5-4 en 1972), o la victoria en 1986 en el bautizado como 'partido de la pelota naranja', (ya que la multitud de papelillos que tiraron ambas aficiones hacía imposible la visión con el cuero habitual), en el que Norberto Alonso anotó un doblete en La Bombonera que puso un 0-2 en el marcador y que hizo a los 'riverplatenses' dar la vuelta olímpica al estadio, tras proclamarse campeones una fecha antes.

Papelillos, banderas, pancartas, tifos, mosaicos... todo vale para dar el máximo ambiente posible en uno de los partidos que también está marcado por el colorido que proporcionan ambas hinchadas, pero sobre todo, en el incansable aliento que cada una presta a los suyos. Los cánticos se suceden, los piques en las gradas no cesan y cada disputa en el terreno de juego es efusivamente protestada por todos los aficionados. Incluso cuando se va perdiendo, toca demostrar que se mantiene la cabeza bien alta, es el momento de no parar de animar, de dar todas las fuerzas que faltan a los que están en el césped. Hasta en ese hecho se demuestra la rivalidad.



Un reencuentro a cara de perro

Lo anterior nos sitúa en el contexto de lo que significa un duelo entre los rivales más acérrimos, pero hay un acontecimiento que no se había producido nunca hasta hace bien poco, un descenso. River lo sufrió el año pasado, y el fútbol argentino quedó huérfano de 'Superclásico'. Ayer, 17 meses después, el partido de rivalidad por excelencia volvía. Ambos pasan por un momento delicado. River ha regresado a la primera división y el estar lejos de los puestos punteros de la clasificación parece lógico, en lo que apunta a una temporada de transición. Por su parte, Boca no se encuentra así mismo. El último gran mito de la entidad, Juan Román Riquelme, se ha marchado y ha dejado un vacío demasiado grande, dentro y fuera del césped. El juego desplegado por los de Falcioni no convence a nadie, y el técnico parece cada vez más discutido. Para cualquiera de las escuadras, una victoria podía cambiarlo todo.

Entrando en materia, el choque tuvo multitud de matices. A River se le pintó un escenario perfecto, cuando recién comenzado el partido Ponzio lanzó una falta que se le colaba a Orión, en un error grosero del guardameta. El equipo millonario dominaba el marcador y también el juego, iba de verdad en cada lance y tenía todas las facetas controladas. Boca no aparecía, no demostró ni un solo argumento en la primera mitad para empatar el encuentro, haciendo gala de una pobreza futbolística preocupante. Fragilidad defensiva, nula creación en el medio, e incluso falta de intensidad, eran otros de los defectos más notables del conjunto de Falcioni en El Monumental.


Boca cambió por completo tras el descanso. Su juego no era vistoso, tampoco alegre, pero al menos ya estaba presente en el partido. River tenía oponente, Boca avisaba de que nunca se rinde. Los de Almeyda tenían en el orden defensivo y las salidas a la contra su fórmula para conseguir llevarse los 3 puntos, y en uno de esos latigazos llego el segundo por medio de Rodrigo Mora, que tuvo una tarde sobresaliente. River se veía vencedor, El Monumental estallaba de júbilo y las gradas retumbaban de alegría ante lo que veían. Los de la banda habían hecho lo más complicado, obtener frutos a su buen trabajo, se trataba solo de esperar, hacer pasar el tiempo y no cometer errores. Pero el error llegó. González Pires cometió un penalti absurdo tras un patadón sin justificación alguna. Silva recortaba distancias. Boca, con más corazón que cabeza, con más alma que fútbol, no bajaba los brazos, River se mantenía firme. Y entonces llegó el minuto 91. Trezeguet ejecutó mal una contra, la pelota cayó en los pies de Leandro Paredes, que buscó a Lautaro Acosta en banda derecha, su centro al área fue rematado por el 'Tanque' y cuando el balón regresó del cielo Erviti lo empaló a la red aprovechando la dubitativa salida de Barovero. Tremenda decepción y asombro millonario, éxtasis y locura bostera. No había tiempo para más historia, más allá de la sensación de que Boca podía incluso haberse llevado la victoria de haber durado algo más el choque. En un abrir y cerrar de ojos a River se le había ido lo que tenía en las manos, la hinchada 'boquense' enloquecía festejando un empate que por las formas, parecía más bien una victoria de un punto.


Hasta dentro de seis meses no volveremos a disfrutar de otro 'Superclásico' que volverá a  acaparar la atención de todos y detener por un par de horas el corazón de muchos. Es uno de esos partidos en los que los tópicos fútboleros que oímos asiduamente como “una final”, “un encuentro a vida o muerte”, o “algo más que un partido”, cobran todo su sentido. Porque además de todo lo anterior, un Boca - River o un River - Boca, también es un partido de fútbol, y que partido...

25 de octubre de 2012

Eintracht de Frankfurt: Regresar a lo grande.



Corren tiempos felices en Frankfurt. Una ciudad que en sus más de 1.200 años de antigüedad ha visto el paso de la historia desde una perspectiva privilegiada. Situada en el Estado Federado de Hesse, al sur de Alemania, Frankfurt es una de las ciudades más importantes del país teutón y una de las que mayor proporción terrenal abarca. Residencia durante muchos años del emperador Carlomagno, la ciudad ha sido testigo de todo tipo de batallas y enfrentamientos por hacerse con el control de esta. Romanos, alamanes y francos lucharon en su día por el control absoluto de la región que baña el río Meno, un emplazamiento que muchos años después, fue el principal apoyo económico del país tras la Segunda Guerra Mundial y que actualmente es el lugar desde donde se gobierna el Euro.

Sin embargo, hoy Frankfurt brilla de una forma diferente, especial y porque no decirlo, brilla de una forma un tanto exótica. Exotismo que le da un joven futbolista japonés de tan solo 24 años que actualmente es la gran estrella de un conjunto histórico que se ha restablecido en la élite gracias a las delicatesen que desde la banda izquierda cocina a fuego lento este chaval llegado desde el país del sol naciente. Estoy seguro de que ahora si sabéis de quien os hablo, ese atacante fino y elegante de nombre Takashi y de apellido Inui, que semana tras semana, desde que empezó la nueva temporada en Alemania, está haciendo las delicias de todos los aficionados al fútbol internacional y más aun a su propia afición, esa que tantos años de penurias ha pasado y que ahora ha vuelto a resurgir de la mano de su equipo recordando éxitos pasados. Sin duda alguna, hoy el viejo “Waldstadion” (Estadio de los Bosques) vuelve a tener motivos para sonreír y lucir sus mejores galas, el Eintracht de Frankfurt ha regresado a la élite, y de que manera.

Segundo en la Bundesliga y con unas estadísticas que rompen con cualquier pronóstico que se hubiera dado al principio de temporada, por muy halagüeño que este fuera. Ocho partidos jugados, seis ganados, uno empatado y una derrota, y todo ello con un juego vistoso, alegre y sobretodo efectivo. Brutal. Bajo las órdenes del viejo Armin Veh, el conjunto rojinegro está pasando por un momento dulce, las gradas del Commerzbank-Arena rebosan alegría y retumban de orgullo cada vez que su equipo marca un gol, más fuerte aun que de costumbre, porque aunque la hinchada del Eintracht es de las más fieles, históricas y numerosas de Alemania, muy pocos de los que hoy allí se dan cita han vivido algo semejante respecto a su equipo. Parece que el espíritu de ese Eintracht luchador, aguerrido y ganador que encandilaba entre los años 70 y 80, ha calado hondo en una hinchada que en los últimos años estaba falta de logros como este, y eso que apenas ha hecho más que empezar.


No sabemos con certeza como responderá el equipo a este gran inicio de liga, si con el paso de los partidos se desinflará y ocupará las plazas que por objetivos han quedado marcadas, o si de lo contrario se convertirá en una alternativa real a Bayern y Dortmund, al que de momento aventaja en 7 puntos. De lo que si estamos seguros es de que ese equipo protegido en la portería por las manos de Kevin Trapp, defendido por una línea defensiva formada por Sebastian Jung y Bastian Oczikpa en los laterales y Zambrano y Anderson como pareja de centrales, bajo la dirección de Sebastian Rode y la consistencia que aporta en el centro del campo Pirmin Schwegler y movido en ataque por el talento y fuerza de hombres como Takashi Inui, Alex Meier, Stefan Aigner y los goles del canadiense Olivier Occean, seguirá deleitando y sorprendiéndonos con su juego, su garra, su saber sobreponerse a las adversidades y con su histórico empuje desde los asientos que conforman un estadio tan mítico como el escudo impregnado en el pecho de cada camiseta del club. Que siga la fiesta…

23 de octubre de 2012

La hora de la verdad en el momento más complicado

Tras dos temporadas rozando la excelencia futbolística y alzando la ensaladera del campeonato alemán con una contundencia espectacular, el comienzo de campaña del Borussia Dortmund no ha sido todo lo alagüeño que cabía esperar, especialmente en la Bundesliga, donde el conjunto de Jürgen Klopp ha cedido en tan solo 8 jornadas 3 empates y 2 derrotas, la última en el derbi del Ruhr ante el Schalke.


El equipo tiene un problema claro en el centro del campo. El fichaje estrella del pasado año, el turco İlkay Gündoğan, no ha hecho olvidar en ningún momento la marcha de Nuri Sahin, y aunque es cierto que ha dejado pinceladas de su calidad, no ha llegado a asentarse como el pivote de creacción que necesitan los 'borussers'. La falta de alternativas en esa posición también es un quebradero de cabeza para el bueno de Klopp, que cuenta con el joven Moritz Leitner como única solución en la búsqueda de un creador. También la dificultad de hacer encajar a Götze y al refuerzo estelar para este curso, Marco Reus, se han unido al rompecabezas.

No son las únicas preocupaciones que presentan los de Dortmund, ya que el equipo está lejos de su mejor versión en este arranque de competición, y pese a encuentros en los que si ha dejado una imagen fantástica, como la 'manita' endosada al Gladbach o el excelente partido realizado en el Etihad ante el City, en el que solo una legendaria actuaciación del meta 'citycen' Joe Hart evitó una goleada del Borussia, en general el equipo está falto de fluidez, chispa e imaginación, sobre todo en la parcela ancha.

Las bajas son otra dificultad añadida, ya que las lesiones han afectado a hombres claves en el esquema de Klopp, como son Schmelzer, el ya citado Gündoğan, Blaszczykowski o Mario Götze. Demasiado para un plantel que no se caracteriza por su fondo de armario, como pudimos comprobar el pasado Sábado, donde Jürgen tuvo que recomponer un equipo de circunstancias, con Großkreutz actuando como carrilero zurdo, un doble pivote poco constructivo formado por Sven Bender y Sebastian Khel, y Leitner, que durante el choque acabaría como mediocentro, escorado en el costado diestro. El invento salió mal, el Schalke fue superior en todo momento, e incluso pudo llevarse un resultado más amplio que el 1-2 final.

Ahora se aproximan partidos cruciales de cara a los objetivos del Borussia Dortmund, obligado a no fallar más en la Bundesliga si quiere mantener sus opciones de pelearle el título al hasta el momento invicto Bayern de Munich. En el próximo mes tendrá que visitar al Friburgo, al Augsburgo y al Mainz 05, y recibir en el Signal Iduna Park a Stuttgart y Greuther Fürth. En principio no se antoja como un calendario demasiado duro, pero es verdad que el margen de error es prácticamente nulo para los de Klopp, a lo que se une los compromisos en Champions, el primero mañana en su estadio ante el Real Madrid, para más tarde viajar a la capital de España, y posteriormente al Amsterdam Arena, para enfrentarse al Ajax. Envites en los que el Borussia debe dar una imagen bien diferente a la de los últimos partidos y demostrar que va enserio en la máxima competición a nivel de clubes, en la que hay muchas esperanzas puestas en Dortmund. La hora de la verdad se acerca para el BVB y lo hace en el momento más complicado de los dos últimos años.

18 de octubre de 2012

Desglosando a Colón de Santa Fe

Que el fútbol argentino no pasa por su mejor momento no es una novedad para ningún seguidor del balompié mundial. Tanto el combinado nacional -pese a que Alejandro Sabella parece tener las cosas muy claras y da la sensación de poder hacer algo importante-, como el torneo doméstico, han pasado por épocas más gloriosas. Cuando se trata el tema del bajo nivel de la competición argentina, son diversas las causas que se exponen, desde la forma de estructurar el campeonato, dividido en dos, lo que propicia que se produzcan multitud de cambios en las plantillas cada poquísimo tiempo, con la consiguiente inestabilidad, hasta los problemas económicos de la gran mayoría de instituciones, que ocasiona la constante fuga de jóvenes, que hace que muchos de ellos hagan la maleta rumbo al viejo continente casi antes de consagrarse en sus clubes.


Pero, pese a todas esas dificultades, siempre apetece ver un partido de la liga argentina. La encarnizada rivalidad entre muchos de sus participantes, la lucha por cada balón o la pasión que se desborda en la mayoría de estadios, son motivos más que suficientes. Como habrán podido comprobar, entre los alicientes no se encuentra el buen juego, ni tan siquiera los buenos equipos. Escasean. Ese es el verdadero problema, por eso cuando vemos a conjuntos trabajados en lo táctico, que además no están exentos de talento, nos deja una grata impresión, amén de suponer una fantástica noticia. Es el ejemplo de Colón de Santa Fe, un modesto a la par que histórico del fútbol argentino, que no destaca por su presupuesto ni por poseer nombres ilustres en su plantel, pero que a día de hoy es uno de los conjuntos más equilibrados del campeonato argentino, y cuyos elementos vamos a desgranar a continuación.  


Ante todo, un equipo

El pasado mes de Febrero llegaba al banco de Colón Roberto Sensini, otrora jugador de la selección argentina, y más tarde técnico de Estudiantes y Newell's, entre otros. Arribó con el campeonato recién comenzado y su trabajo fue más que óptimo, dejando al equipo 7º clasificado. Esta temporada el arranque de Colón ha estado a la altura de lo esperado, situándose en las primeras posiciones al principio, para asentarse en la zona noble en estas últimas fechas, dejando claras sus señas de identidad y perdiendo puntos que por merecimientos quizás deberían de figurar en su casillero. Esos son los fríos números, pero obviamente hay más.

La escuadra de Sensini se caracteriza por ser un bloque bien armado, que apuesta por un 4-4-2 muy definido, aunque a veces también puede parecer un 4-3-1-2, con uno de los volantes en el enganche, y que llama la atención por la mezcla de eficacia defensiva, equilibrio táctico y variantes ofensivas, que lo hacen ser, dentro los lógicos parámetros de un equipo humilde, un conjunto muy completo y bien trabajado.

La línea defensiva está compuesta por dos centrales contundentes, cuyos protagonistas no han terminado de ser indiscutibles, y ha habido cambios en varias ocasiones, así es habitual ver al uruguayo Alcoba y a Pellegrino formando un tandem en la retaguardia, pero tampoco es de extrañar que el elegido sea Raldes. Los laterales destacan por la presencia de dos jugadores con una más que interesante proyección ofensiva, y que son capaces de adquirir bastante peso en el juego del equipo. El flanco derecho es para Maximiliano Caire, el zurdo para Uribarri.

La parcela ancha es un importante bastión en el equipo de Colón. El medio es para dos centrocampistas que aportan un alto grado de trabajo en la presión y recuperación,  Adrián 'el polaco' Bastía y Sebastián Prediguer, destacando ambos por su agresividad y capacidad para asfixiar al rival en el centro del campo. La antítesis la encontramos en los volantes, que no extremos, escorados a los costados, que aportan talento, encarnado en la figura de Lucas Mugni y llegada desde atrás, con Iván Moreno y Fabianesi, además de tener una notable incidencia en la creación de juego.

En el ataque nos encontramos habitualmente con una pareja de delanteros, que dependiendo de los elegidos, actúan como dos rematadores, tarea que desempeña el indiscutible Emmanuel Gigliotti, o por el contrario, uno de ellos retrasa levemente su posición para hacer las veces de enganche y tener cierta caída a bandas, papel que se disputan entre Facundo Curuchet, Rubén Ramírez -siendo este un delantero más referente-, e incluso el paraguayo Jorge Achucarro.



Las piezas de Colón

Maximiliano Caire (12-7-1988)

Su buen arranque de campeonato le ha permitido incluso tener opciones para ir convocado con la selección argentina. Lateral diestro, de buen físico, que acostumbra a cumplir con creces en la zona defensiva, donde se muestra agresivo, luchador y pegajoso en la marca. Presiona mucho al atacante, lo que también le hace ser muy seguro en el uno contra uno. Contundente y bien al cruce, a ello suma una importante vocación ofensiva, lo que hace que recorra el carril diestro en bastantes ocasiones a lo largo del encuentro, no siendo extraño verle pisar el área rival, llegando desde atrás con mucha fuerza en sus galopadas.


Bruno Uribarri (6-11-1986)

El dueño del carril izquierdo de Colón en la defensa. Bajito, de escasa compléxión física. Su buen manejo de pelota hace que otorgue al equipo una más que aceptable salida de balón desde atrás. Muy regular en fase defensiva, no duda en marcharse al ataque en cuanto tiene la más mínima ocasión y si puede llegar hasta línea de fondo, aportando una gran profundidad en sus subidas. Bastante rápido.



Adrián Bastía (20-12-1978)

De esos jugadores a los que se les suele decir que son la prologación del entrenador en el césped. Típico 'stopper', que realiza un trabajo oscuro fundamental para el equipo, desplegando para ello un profundo desgaste físico. Notable tácticamente, corta y toca sin complicarse en exceso. Recuperador incansable, por momentos da la sensación de ser omnipresente. Agresivo, luchador y de gran sacrificio, es el jugador que todo futbolista prefiere tener de compañero antes que de adversario. Su veteranía también le supone una gran ayuda para el rol que desempeña. Está firmando un inicio de temporada brillante.


Sebastián Prediger (4-9-1986)

Formado en Colón, no tuvo suerte en Europa, donde fue cedido varias veces por el Oporto, hasta que la temporada pasada volvió a casa, donde parece haberse reencontrado con su fútbol. Al igual que Bastía, es un medio más de trabajo que de técnica, aunque no tiene mal manejo de balón. Espigado, abarca mucho espacio en el centro del campo, toca fácil y en muchas ocasiones supone un desahogo para liberar de la presión a cualquier compañero. Le gusta aparecer por posiciones ofensivas, aproevechando su buena llegada desde atrás. Es raro verle perder la posición y realiza fantásticas coberturas.

Ivan Moreno y Fabianesi (4-6-1979)

Todo un veterano que parece haberse asentado en Santa Fe, tras no triunfar  en Europa y firmar una dilatada trayectoria en Argentina. Volante diestro, que suele jugar escorado en la banda derecha. Suma una gran cantidad de trabajo, siendo de ayuda tanto al lateral como a los mediocentros, y además significa un importante baluarte ofensivo, dada su buena llegada desde segunda línea y facilidad para ver puerta. Buena técnica, sacrificio y carácter.


Lucas Mugni (12-1-1992)

Puro talento. El faro de Colón a la hora de crear fútbol. Sensini lo sitúa escorado al costado izquierdo, buscando mantener el equilibrio de las dos líneas por detrás de los puntas, pero es un enganche, y constamente tiende a irse al centro, en ocasiones retrasando su posición hacia el mediocentro para iniciar la jugada. Buena visión de juego, gran capacidad de asociación y una superlativa calidad técnica en su pierna izquierda. Todo el juego ofensivo del equipo sabalero pasa por sus botas. A veces es irregular, pero no se esconde, no le pesa la responsabilidad y se ofrece en todo momento. No es para nada lento, pero su velocidad mental supera a la de sus piernas.

Facundo Curuchet (21-1-1990)

Otro producto de la cantera de Colón. Delantero o segundo punta. Diestro,  no destaca por su altura, pero si por su rapidez y escurridez. Habilidoso, con una enorme punta de velocidad, es muy potente en carrera y una vez que arranca es difícil de parar. No rehuye el uno contra uno, donde por velocidad y desborde suele salir vencedor en muchas ocasiones, pese a su escasa corpulencia. Letal cuando encuentra espacios. Muy buena conducción de balón en carrera. Incisivo y móvil, tiene tendencia a caer a los costados, en especial el derecho. Quizás le falte gol, pero es de los jugadores con más futuro del equipo 'negro'.


Emmanuel Gigliotti (20-5-1987)

Pese a su juventud es todo un trotamundos. La clara referencia en ataque. El '9' de Colón es un delantero de la vieja escuela, con buena presencia física, que se maneja a la perfección en el área, su habitat natural, y que tiene en el remate de cabeza una de sus grandes virtudes. Pese a su apariencia tosca, posee un buen manejo de la pelota, y sabe utilizar su corpulencia para batallar con las defensas rivales. Con la portería entre ceja y ceja, tiene una amplia variedad de remate y no se lo piensa dos veces a la hora de ejecutar el disparo. Es garantía de gol en el campeonato argentino.


Este es Colón de Santa Fe, un club que no llama la atención por tener una vitrina repleta de títulos, tampoco por poseer una plantilla cargada de 'cracks' ni por tener el objetivo de salir campeón, pero que si ha sabido conjugar un plantel en el que tienen cabida la veteranía y la juventud a partes iguales, combinando experiencia e ilusión, y que sobre todo, se muestra como un equipo, algo en teoría tan sencillo y a la vez harto complicado actualmente en Argentina.

16 de octubre de 2012

El talismán de una generación de dioses.



Mucho se ha hablado de Francia en estos últimos días, el partido que se nos avecina en unas horas ha hecho remover el pasado en busca de noticias que generen un mínimo interés por parte de los aficionados. La prensa ha hecho su habitual repaso a la historia de Francia, una historia que todos conocemos ya muy bien, que si Platini, que si Arconada, que si la gloriosa Francia de Zidane y como la temíamos por aquel entonces, que si ahora han cambiado las tornas y son ellos quienes nos temen… Historias que resultan ya algo repetitivas, historias que nos han contado en infinidad de ocasiones y que desgraciadamente, por mucho que pase el tiempo, siempre nos van a volver a contar. Sin embargo, la historia que aquí os presentamos es una historia diferente, distinta, poco conocida pero igual de interesante, es la historia de un beso.

Para ello, debemos viajar al pasado y situarnos en Junio de 1998, más concretamente el día 12, el día que empezó nuestra historia. Francia se engalonaba con los mil y un colores que atrae un mundial de fútbol, y en cada rincón de la antigua Galia se respiraba ese aroma a balompié por los cuatro costados. La ilusión por vivir semejante acontecimiento se equilibraba con las dudas de una Francia que futbolísticamente, pasaba por uno de los peores momentos de la historia. Los años anteriores al mundial, Francia había saltado de ridículo en ridículo. Sin tener una referencia clara desde Platini, los galos andaban sumergidos en una crisis de identidad. Siempre llevaba una selección potente, con jugadores de muy alto nivel, pero siempre acababa fallando. Nunca se supo muy bien la razón, quizás el legado que había dejado el propio Michel Platini era tan glorioso como pesado, y Francia en ese momento no sabía como levantarse. Necesitaba algo que devolviera la esperanza a su país, algo a lo que agarrarse con fe para devolver la ilusión a su pueblo, y, aunque muchos todavía hoy lo desconocen, ese algo iba a ser un beso.

Pero debemos volver a ese 12 de Junio de 1998. Tras dos días de impaciencia en el país, Francia iba a debutar ante su público contra Sudáfrica. Era el estreno de “les bleus” en el mundial y el día en el que empezó toda esta historia. Con los onces de cada equipo ya en el campo, las cámaras se percataron de algo poco común, una especie de patrón de conducta sagrado que iba a tener su comienzo en ese mismo instante, un gesto que pasará a la historia de la superstición, un gesto mágico y respetuoso, llegó el momento del beso. Pero no un simple beso, no era un beso de enamorados, ni un beso de novios, ni siquiera un beso corriente, era algo tan curioso como un beso en una calva. Los protagonistas, Laurent Blanc y Fabien Barthez, el primero, el besador, el segundo, el besado. Todos los presentes que se habían dado cita en el Velodrome de Marsella vieron como el defensor central había ido corriendo a buscar a su compañero para darle ese beso en forma de talismán, ese beso que empezó como una simple curiosidad y terminó como el símbolo de aquella generación de futbolistas.


Los partidos se sucedieron y el beso siempre estaba allí, antes de que el árbitro diese el pitido inicial, antes de que el balón echara a rodar, él siempre estaba presente, como si diese la sensación de que el encuentro no podía comenzar si antes nuestros protagonistas no se habían buscado. Puede parecer increíble, pero el beso daba resultado, una y otra vez conseguía salirse con la suya, era una especie de reivindicación. Sudáfrica, Arabia Saudí, Dinamarca, Paraguay, Italia y Brasil, todas ellas sufrieron el implacable efecto de ese beso. Todavía hoy, muchos recuerdan ese mundial como el mundial de Zidane, el mundial de Aimé Jacquet o el mundial de esa fabulosa generación de futbolistas franceses, pero nadie, o muy pocos, se acuerdan de ese mundial como el mundial del beso de Blanc a Barthez. Quizás muchos piensen que esta historia no tiene sentido, que todo fue gracias a que esos hombres que vestían de azul eran muy buenos, y quizás tengan razón, pero nosotros, por si acaso, queríamos contarlo. Que cada uno piense lo que quiera, pero… ¿No sería extraordinario pensar que fue un beso el generador de esta histórica gesta? Ahí os lo dejamos. 

14 de octubre de 2012

Fútbol Anfetamínico: "La Intro".



“Hace años dije que si me daban a elegir entre marcar un golazo al Liverpool o acostarme con Miss Mundo, iba a tener una difícil elección. Afortunadamente, he tenido la oportunidad de hacer ambas cosas”. George Best.

Esta frase del mítico George Best bien puede condensar lo que vendrá a ser la ideología de este blog, el centro de todas y cada una de las historias que aquí se vayan dando cita. Hoy en día, sería algo inimaginable oír decir algo semejante a un futbolista profesional, rápidamente sería tachado de irresponsable por su club y los medios se volcarían contra él, “no está dando una buena imagen para los niños” dirían… En definitiva, algo que podría valerle el fin de su carrera, pero eran otros tiempos. Tiempos en los que el fútbol significaba sacrificio, significaba salir al campo con las medias rasgadas o las calzonas sucias, significaba sentir la camiseta que portabas con orgullo. Por aquel entonces, el fútbol era historia, que digo era, empezaba a ser verdaderamente historia. Una historia que muchos románticos hoy añoran, cansados de ver como el balompié ha pasado de ser un deporte de jugadores y aficionados a ser un negocio entre empresas y clientes, en definitiva, era fútbol.

Bien poco importaba el estilo capilar de cada uno, menos aun con quien se acostara o se dejara de acostar el futbolista, cuando el balón rodaba en la cancha, ese fútbol no existía. Y si, estaba permitido fumar, beber e incluso meter la cara donde hoy muy pocos ponen el pie, que cosas verdad… Y por qué no decirlo, también existían anécdotas interesantes fuera de los terrenos de juegos, pero estas nada tienen que ver con las historias que hoy en día nos cuentan. Por aquel entonces, el jugador era un hombre, no una estrella, ni un producto.  Quizás no cobraba millones ni salía con superestrellas de la música o el cine, por supuesto, tener una Top Model entre tus brazos era algo que ni se pensaba. Nada más lejos, su mujer bien podía ser la chica con la que se había criado desde pequeño, o esa que conoció de joven durante el entreno, o aquella a la que vio un día en la barra de su bar favorito. Aun así, sus aficionados le respetaban, sus jefes lo mimaban y su entrenador le echaba la bronca en cada balón que tocaba, aunque la jugada hubiera sido un puto escándalo, “sí míster, como usted ordene”, todo hubiera quedado ahí.

Es realmente eso, ese fútbol lírico a la par que duro, ese fútbol sucio y elegante, ese fútbol, lo que queremos para este blog. Es descubrir historias, analizar detalles, es enfocar aquel fútbol que se practicaba décadas atrás pero sin dejar de lado el actual, queremos narrar historias con un toque rebelde, pero siempre de manera seria, ordenada y con la mayor precisión posible, ¿lo normal verdad?, pues no, desgraciadamente hoy en día esto no es lo normal. No vamos a hablar de peinados ni romances, si de jugadores, de equipos, de entrenadores, de presidentes, de aficionados. Vamos a hablar de fútbol.